Pasillos del colegio

Adrian caminaba en silencio por los pasillos. Cargaba con un libro y varios pergaminos además de material de escritura. Ya había dejado listo todo lo que necesitaba hacer en la biblioteca ese día. Todavía tenía tiempo de relajarse un poco antes de la cena.

*En ese mismo instante una puerta aparece de la nada abriéndose y un brazo agarra a Adrian por la túnica del colegio arrastrándole al otro lado.*
Joel: *Cuando Adrian estuvo dentro, cerró la puerta de la sala de los menesteres y dijo:*
-Bienvenida a mi casa, le dijo la araña a la mosca.

Una puerta pareció salir de la nada en la pared del pasillo. Adrian se había quedado mirando, sin comprender completamente qué ocurría. No había nadie más allí. Una mano le agarró de las ropas y le atrajo al interior. La voz de Joel le reconfortó en aquella extraña situación. ¿Casa? ¿Araña? ¿Mosca? ¿Contra qué se habría golpeado?

Joel: *Besó ligeramente a Adrian en los labios y dijo:*
-Pareces cansado, ¿quieres quedarte un poquito conmigo?
*Con algo más de delicadeza, el joven mago llevó a su compañero al amplio sofá de terciopelo verde oscuro que había en la pequeña habitación. La atmósfera la completaban la mullida alfombra, los gruesos cortinajes de terciopelo verde, el olor a incienso y la escasa iluminación. Le invitó a sentarse diciendo:*
-¿Qué te parece mi "sala de meditación"?

Sí que estaba cansado pero no iba a admitir esa debilidad.
- ¿De dónde ha salido esto, Minami?

Joel: -La sala de menesteres ha respondido a nuestras necesidades. ¿Vas a hacerle un feo y rechazar todo esto?

Había escuchado hablar de eso pero jamás hubiera imaginado que fuese real. Adrian miró alrededor. Era...
- Perfecto.
Todo era perfecto.

Joel: *Se deslizó la túnica por los hombros y dijo en voz baja:*
-Ven aquí y te demostraré que es más que perfecto.

Adrian soltó las cosas que tan pulcramente se había obligado a recoger poco tiempo antes para abrazar a su compañero.
- No me esperaba esto.
Una sorpresa agradable, desde luego.

Joel: -Pero lo querías, ¿no es así?
*Tras decir esto, besó a su amante en los labios con algo más de pasión.*

Adrian le correspondió. Por supuesto que lo quería. Le quería. Se separó un poco para poder susurrar.
- No necesitaba tanto, Minami.

Joel: *Sonrió y dijo:*
-No te mereces menos.
*Aferró fírmemente su cintura y comenzó a llenarle de besos, bajando desde sus labios hasta su cuello.*

El cuerpo de Adrian se estremeció cuando comenzó a recorrerlo con sus besos y dejó escapar un placentero suspiro. Rodeó su cuerpo con los brazos e instaló las manos a su espalda, recorriéndola arriba y abajo.

Joel: *Acercó sus labios al oído de Adrian y susurró:*
-Dí que me amas, que me necesitas. Que quieres ser mío.

Esta vez fue él quién buscó sus labios, susurrándole lo que deseaba escuchar entre cortos besos.
- Te amo, Minami, te amo. Quiero que me hagas tuyo.

Joel: *Sonrió y aprisionó sus labios con pasión, acariciando el cuerpo de su adorado Adrian y rogodeándose en el placer que le producía escuchar aquellas palabras.*

Al sentir su apasionada respuesta, siguió susurrándole en los instantes que le dejaba hacerlo.
- Soy tuyo, Minami. Te necesito.

Joel: *Le abrazó con fuerza, pegando sus cuerpos, dejándose embriagar por la calidez de Adrian y le besó en el cuello, con suavidad, para después subir por la línea de su mandíbula hasta llegar a la boca de nuevo.*
-Adrian... mi Adrian.

Cuando volvió a su boca correspondió a cada uno de sus húmedos besos, llevado por la pasión. Las manos que antes acariciaban su espalda ahora le empujaban contra su pecho, ansiosas por aumentar más allá de lo posible la cercanía entre sus cuerpos.

Joel: *Su respiración se comenzó a acelerarse demasiado y sus mejillas se tiñeron levemente de rojo al sentir la respuesta de Adrian. Adoraba cuando su amante estaba indefenso entre sus brazos, pero le gustaba aún más cuando se decidía a participar junto a él.*

Adrian cogió a Joel por la corbata de la casa que ambos compartían y tiró levemente de ella para hacer que le siguiera hasta el sofá, en el que casi cayó sentado.

Joel: -Vaya vaya, de mosca has pasado a gatito juguetón, ¿eh?
*Sonriendo pícaramente se posicionó encima de Adrian y volvió a besarle mientras le acariciaba el pecho.*

Se dejó hacer para darle confianza.
- Tal vez te equivocaste al juzgar -susurró.
Entonces le empujó y fue él quien se colocó encima, asegurándose de que sus cuerpos se encontrasen en los lugares que debían hacerlo.

Joel: *El brusco cambio de postura le pilló completamente desprevenido, pero no se quejó. Agarrando a Adrian por la cintura le besó en la base del cuello para después subir hasta su rostro. Le devoraría poco a poco, como el más exquisito de los dulces.*

Los suspiros se sucedían incesantemente entre sus labios.
- Te amo, Minami.
Se sentó sobre él acariciando su pecho por encima del uniforme. Era todo demasiado bueno. Casi sospechosamente bueno.