[Hogsmeade] Cabeza de Puerco

Spoiler:

La taberna Cabeza de Puerco.

Cuando llegaron,antes de abrir la puerta,se dirigio a los chicos.*Yo que tu,guardaria ese caramelo,Adrian.Aqui dentro...Bueno,haz lo que te de la gana,tu veras.*Y entro.Conociendo su cabezoneria,entraria con su actitud de crio mimado desafiante,y se ganarian una paliza.

Adrian entró con su actitud de crío mimado y se acercó a una bruja que debía estar cerca de los cincuenta con un llamativo sombrero verde del que salían un par de enormes plumas negras. Con toda confianza la saludó y ella le estiró del moflete como si fuese su abuela. En realidad sólo era una amiga de una de sus tías pero estaba bien mantener esos absurdos contactos y la apariencia de buen chico para acceder a otras personas. La bruja se encargó de presentarle como "el pequeño de los Grinsneik" a los magos de los que se había rodeado esta tarde.

Joel: *En cuanto vió que Adrian estaba situado y sin problemas, el mago se dirigió a pedir algo para tomar mientras les esperaba. Si le necesitaban, ya le llamarían.*

Espera...¿Que?¿QUE? Ella llevaba media vida para conseguir hacerse un hueco en los trapicheos del lugar,y llegaba Adrian y...Agh.Sin poder disimular su cabreo,se dirigio a la barra y realizo el intercambio habitual,su saco e momendas por un saco de contenido indescrifrable a primera vista.Despues,se pidio una jarra de Hidromiel.

Unos cuantos chistes de mal gusto reídos adecuadamente y un par de frases dejadas caer en el momento adecuado, le dieron una idea de quién podía interesarle. Cuando la conversación comenzó a estar de capa caída y antes de que pidieran otra ronda, Adrian sacó del bolsillo de su túnica en el que se encontraba su pequeño tesoro un trozo de pergamino doblado. Se lo tendió a uno de los magos y comentó en voz alta.
- He escrito esto para una amiguita del colegio. ¿Cree que le gustará?
Y volvió a colocar su entrenada máscara en forma de sonrisa. Cualquiera que lo viera lo habría tomado por un chiquillo más con la cabeza en las nubes. Por el contrario, el mago que leyó lo que le había escrito, trató de disimular su sorpresa camuflando su expresión entre la de los demás.
- No está mal, hijo, pero si quieres conquistarla tengo en mi casa unos cancioneros tradicionales mágicos de los que podrías sacar algo mejor.
- ¿En serio? Me encantaría verlos, señor. Es... es algo importante...
Apartó la mirada en una vergüenza perfectamente simulada. Otro de los magos le dio un codazo al que era ahora su cómplice, invitándole a ayudar al chiquillo y los dos terminaron por marcharse de allí entre las risas de los demás.
Perfecto...

Adrian volvió a las inmediaciones del local en el que seguían sus compañeros. Con lo que había tardado él, esperaba que terminasen pronto.

Joel: *Cuando Adrian volvió a entrar en su campo de visión se giró hacia él y dijo:*
-¿Dónde te habías metido?

Cuando vio entrar a Adrian,se levantó del taburete.Ellos no hacían preguntas,ella tampoco las haría.No le interesaba lo que hubiera podido hacer con aquel hombre...De veras que no.Se acercó a ellos.*Yo ya tengo todo lo que quería.*Les dijo,procurando no mirar a Adrian.No quería ver su seguro repelente sonrisilla de superioridad.

- Digamos que ha sido un buen día. También yo tengo todo lo que necesitaba. ¿Minami?

Joel: -Yo aún tengo que hacer una parada. Necesito calcetines para el quidditch. Si preferís adelantaros hacia el colegio ya...

- Oh, no. Hemos venido todos juntos y volveremos juntos. Además... estas bolsas son algo pesdas...
Y no pensaba volver a solas con D.

*¿No puedes llevar unas bolsas y quieres criar a un Runespoor?*Se rio de forma despectiva.En fin...*Está bien,vamos.*

Joel: -La labor del padre es ayudar a la madre en las tareas que ella no puede realizar.
*Cogió las bolsas y dijo:*
-Si Adrian no puede con ellas es precísamente porque dedica todas sus energías a su serpiente. Más quisieran tus criaturas tener un cuidador como él.

- ¿Qué haría sin un amigo como tú, Minami...?
Bien, pues a comprar calcetines. Adrian, mucho menos pesado ahora, metió las manos en los bolsillos de su túnica. Ahora una de ellas podía jugar con su pequeño tesoro.